LA MEDICINA ANTROPOSÓFICA

Enfermedad y salud

A lo largo de la vida, el ser humano oscila entre enfermedad y salud. La medicina convencional se ocupa exclusivamente de los factores predisponentes a la enfermedad o de sus factores desencadenantes. Para los profesionales antroposóficos, sin embargo, los factores que conducen a la enfermedad y aquellos que fomentan la salud son un conjunto en sí inseparable.

La salud emerge de un vaivén constante hacia un equilibrio dinámico interior entre estados vitales opuestos: Vigilia y sueño, reposo y actividad, alegría y pena. Y se forja en la búsqueda activa y en la determinación del propio camino en el mundo así como en la vuelta de nuevo a uno mismo. Por eso hay tantos estados de salud como hombres mismos. De modo que la salud no es la meta en sí, sino más que nada un medio para poder configurar positivamente el mundo propio y el entorno social.

A través de una enfermedad el ser humano adquiere la oportunidad de reconocer, entender y reajustar de nuevo un equilibrio alterado. A este estado desembocó en cuerpo y alma. Las enfermedades, principalmente las crónicas, pueden por lo tanto ofrecerle la posibilidad de aprender nuevas conductas y de madurar más como personalidad.

Los médicos antroposóficos apoyan al paciente justamente en esta tarea. Pues potencian su sentido de responsabilidad, reconocen su autonomía, estimulan su derecho a elegir conjuntamente a él la corriente terapéutica más indicada y le refuerzan para que se mantenga en una salud estable.