TERAPIAS ANTROPOSÓFICAS

Terapia musical

La música abre, a partir de la voz, melodía, armonía, resonancia y ritmo, la puerta hacia espacios vivenciales internos.

Habla a los sentimientos y no al entendimiento. Para participar en una terapia musical no son necesarios conocimientos o disposiciones musicales especiales. La paleta de instrumentos es amplia y fácil de emplear. Se utilizan: instrumentos de percusión como campana, xilófono, platillos, maderas acústicas, tambor y timbal; diversos instrumentos de viento como flauta, cuerno, cálamo, trompeta y cuerno de los Alpes; instrumentos de cuerda como Chrotta (violoncelo simplificado), violín, viola y contrabajo; Arpa, lira y Kantele: la propia voz (en terapia de canto).

Junto al terapeuta se improvisan melodías, resonancias y ritmos o bien son escuchados únicamente. La elección del instrumento es llevada a cabo según la situación individual del paciente así como grado y estadio de la enfermedad.

Objetivo de la terapia musical es la activación de las facultades musicales-rítmicas con el fín de preservar las fuerzas vitales. Estas son fortalecidas a través de todo proceso rítmico. Lleva a reconocer la propia personalidad y a aceptarla para alcanzar nuevas perspectivas vitales.

Muchos pacientes aprehenden y reconocen a través de la música lo que anteriormente con la cabeza no podían entender. Dos ejemplos: Pacientes con infarto de miocardio e hipertensión son a menudo muy hécticos, y están situados bajo presión. Al practicar música lo vivencian. Apenas pueden mantener tonos, pausas y emplean para todo demasiada fuerza. La experiencia con la música les enseña lo que significa y cómo es posible ser más lento, tomarse tiempo para estar tranquilos.

Personas con asma, reciben a menudo demasiado poco aire, en todo el espacio torácico, ya que no saben espirar correctamente. Armonías largas y frases musicales prolongadas pueden disolver esta estrechez. Muchos asmáticos encuentran a través de la música su propio ritmo respiratorio, lo que supone una mejoría de su asma.

La terapia musical tiene también su espacio en la pediatría, también en adultos en medicina interna y psiquiatría. Actúa de manera especialmente positiva en enfermedades crónicas, igualmente en enfermos severos, también en neonatos y servicios intensivos. La escucha intensiva del tono y vibraciones de un tubo armónico golpeado con mazo de fieltro activa las fuerzas vitales de forma musical-rítmica.

Los suaves tonos de un harpa pueden crear – sobre todo en enfermos severos y neonatos- un espacio armónico alrededor del paciente. La percepción sensorial se fortalece cuando además de escuchar se posan las manos sobre el instrumento, como sobre la Chrotta, para percibir los movimientos de la caja de resonancia.